Cayó al suelo una cosa exquisita, una cosa pequeña que podía destruir todos los equilibrios, derribando primero la línea de un pequeño dominó, y luego de un gran dominó, y luego de un gigantesco dominó, a lo largo de los años, a través del tiempo. La mente de Eckels giró sobre si misma. La mariposa no podía cambiar las cosas. Matar una mariposa no podía ser tan importante. ¿Podía? (El ruido de un trueno - Ray Bradbury)

Caminamos...

Caminamos solos. Uno al lado del otro, codo a codo, caminamos solos. Cada uno por su camino, junto a muchos otros, todos solos, todos juntos, pero solos. El alma en el puño, la mirada al suelo. Caminante sin rumbo, solitario entre muchos.