La primera reforma que el pueblo quiere es la reforma política, aquella que haga posible un sistema político más democrático, transparente y representativo. Aquella que se traduzca en un régimen electoral que no sea tramposo, que sea fiel al ideal de la participación plena en el gobierno y que, por fin, revalorice los ideales y valores republicanos que informa nuestra Constitución.
La reforma política que los mendocinos queremos, no se satisface con meros formalismos y promesas que se renuevan año tras año, campaña tras campaña. No puede ser postergada por más tiempo y, menos aún, puede ser desplazada su discusión por peleas palaciegas de unos poderes contra otros. Aprovechemos el año electoral para introducir cambios significativos en el sistema político.
La reforma política que los mendocinos necesitamos es urgente. Deben ser cambios de fondo que produzcan una transformación significativa en la forma como elegimos a nuestros representantes, en especial a los integrantes de la Legislatura. No podemos los mendocinos firmar cheques en blanco en lo que se refiere a otras reformas de trascendencia, como lo es la de la Constitución Provincial, sin antes contar con un sistema que nos represente acabadamente.
Señores gobernantes, los líderes deben ponerse a la cabeza de los cambios que la sociedad reclama, porque cuando los ignoran, la historia los olvida y cuando se oponen a ellos, la realidad los lleva por delante.
* Publicado en Diario Los Andes (sección Opinión) del día lunes 25 de abril de 2005