Una manera de analizar una revolución como la de Mayo de 1810, es mirando al futuro, no el nuestro, sino la idea de futuro de sus autores. Kant dijo que el éxito de una revolución no se encuentra en ella misma, sino en la aceptación de aquellos que no son sus principales mentores. Sin duda la Revolución de Mayo fue exitosa.
¿Es ésta ya la crónica de una revolución militar que anticipa el curso de otras que lo nación que nace ha de sufrir más de una vez? Notemos que, aunque las fuerzas en que se apoya Saavedra están sometidas o la disciplina del ejército regular, su todavía cercano origen en una movilización popular, en cuyo curso fueron elegidos por sus subordinados los oficiales que las comandaban, sigue gravitando sobre ellas; para sus adversarios, los cueros americanos no son sino el brazo militar de un alineamiento faccioso, que sólo tiene en común con un auténtico ejército el cobro de sueldos y soldadas. Los jefes de esos cuerpos parecen estar de acuerdo; el 29 de mayo de 1810, la Junta creada con su apoyo hace saber que, si hasta la víspera Buenos Aires ha sido bien servida por ciudadanos armados que supieron conciliar la serenidad propia de tales con “todo el furor del entusiasmo exaltado”, hace falta ahora “una fuerza reglada correspondiente a la dignidad de estas provincias”, cuya ausencia viene así a reconocer implícitamente (Tulio Halperin Donghi – Nueva Historia de la Nación Argentina - Tomo IV - Pág. 265).
Una revolución es para el futuro, significa violencia, destrucción de lo anterior, caos. Y si solo eso fuera ¿qué sentido tendría?
Su sentido lo encuentra en la construcción de algo que los hombres de mayo solo pudieron imaginar vagamente: La Nación Argentina.
Para los románticos del Café Literario, el éxito de la Nación radicaba en la profundización del ideario de la Revolución de Mayo. Estas ideas sin duda fueron plasmadas en el preámbulo de la Constitución Nacional y en el articulado de su parte dogmática. Los pilares de ese ideario son: República, Federación e Independencia.
No cabe duda que el tema de la Revolución de Mayo, como punto de partida de nuestra Nación, es esencial para resolver gran parte de nuestros problemas: los pueblos que olvidan su pasado, carecen de futuro.
* Publicado en Diario Los Andes (sección Opinión) del día sábado 19 de mayo de 2001