Está cambiando y la visión del señorío del hombre (y digo
hombre porque no es la mujer) sobre el planeta está en crisis. Esta idea y cada
una de las conductas que le siguen, la depredación del ambiente, la explotación
de hombres y mujeres por otros hombres, la violencia justificada por la
escases, la violencia que justifica más violencia.
La vida del planeta crea y recrea una y otra vez las condiciones propicias para su propia existencia. Ha sido así por miles de millones de años. Es Gaia, la tierra viva, la que está debajo de nuestros pies, entre nosotros en la atmósfera y en cada rincón del planeta. Es y somos uno con ella. Siempre ha sido así y siempre lo será. Nuestro destino es el suyo y el nuestro, el de ella.
Hoy muchos de estos equilibrios están en peligro. Gaia está luchando, pues el espíritu de supervivencia de la vida es inquebrantable, pero la degradación a la que sometemos al ambiente va demasiado rápido. Gaia no logra recuperarse de las agresiones ambientales de los seres humanos. No logra limpiar los ríos, ni regenerar la capa de ozono, revivir las selvas, ni mantener los casquetes polares. El ser humano va demasiado rápido y pone en peligro millones de años de cooperación y simbiosis. Pone en peligro su propia existencia, pues de ese equilibrio sutil también depende. Es la misma agua que toma la que contamina, la misma capa de ozono que lo protege la que degrada y es la misma tierra que llena de venenos donde crece lo que lo alimenta.
El mundo está cambiando y por primera vez en la historia de
la humanidad tenemos la conciencia y los medios para hacer algo. Busquemos,
desde nuestros lugares de trabajo, militancia o esparcimiento, aquellas
pequeñas microconductas que contribuyan a lograr el cambio que esperamos. No
hay otra manera, ni más fácil, simple de lograrlo.
Sé un consumidor responsable y gracias a ello podemos ayudar
a los productores que cuidan el ambiente. Informate.
Evitemos el empaquetamiento excesivo
o suntuoso.
Cuida el agua en tu hogar, la energía. Sé responsable, porque lo
que nosotros derrochamos le puede estar faltando a otro o perderse para
siempre.
Exige a tu gobierno y a las empresas el cuidado del ambiente
como política.
Hay muchas cosas que podemos hacer hoy, ya, en tu lugar de trabajo o en tu casa, en la escuela o la facultad. Informate y asociate con otros.
Debemos incorporar a nuestra conducta los cuidados ambientales que le ayuden al planeta a recuperarse.
No esperemos a los gobiernos, ni a las empresas, ni a los demás. Tomemos la iniciativa.
La iniciativa es poder.