Una opinión personal, algunas sensaciones, un conjunto de sentimientos que quería poner de manifiesto para debatir o simplemente compartir, tratando de poner de la forma más fiel que me sale lo que siento, sin reflexionar tanto, ni discursear. Ahí va...
Varias veces caminé por las calles de Mendoza.
Caminé marchando por la defensa de los derechos de minorías, por la defensa del agua y en contra de la megaminería. Lo hice en la contramarcha de Vendimia y luego en la marcha de Vendimia.
Muchas veces también me paré en el kilómetro cero y en otros lugares. Pedí firmas por la defensa de los glaciares, por la defensa de los árboles del Parque Cívico. Repartí material para concientizar sobre el uso del agua, sobre la reducción de la producción de los residuos en nuestras casas, pedí afiliaciones, pedí fiscales para las elecciones. Invité a participar.
Además caminé varias veces muchas otras calles de Mendoza tratando de llegar a los vecinos de la Ciudad con algunas propuestas, con algunas alternativas.
Caminé también por algunos barrios alejados del centro de la Ciudad.
Ando algunas noches por alguna Plaza.
Nada de lo que pasa donde vivo me es ajeno. Nada de los que me indigna me paraliza y muy por el contrario, me mueve a hacer, a participar, a intentar contagiar la participación.
Tengo la profunda convicción de que la realidad que nos golpea es la misma realidad que por acción u omisión ayudamos a construir.
Nada me es ajeno. Nadie es ajeno a esta realidad.
Creo en la construcción colectiva y el trabajo en equipo y tuve la suerte de hacer todas de estas cosas con muchos amig@s y compañer@s de lucha.
Creo en la política como herramienta de transformación.
No me es indiferente ningún tipo de manifestación ni protesta, sin importar el número de personas que participen en ellas, tratando siempre de comprender las consignas, leyendo entre líneas.
No subestimo a nadie. Ni dejo que nadie me subestime.
Política hago todos los días e invito a todos a participar activamente de su comunidad.
Un partido, una fundación, una organización de la sociedad civil, una unión vecinal, un club barrial, una parroquia. Son muchos los lugares desde donde se puede participar y construir desde la política, sea partidaria o no, una realidad distinta, un poco más parecida a esa que anhelamos.
No fui a la marcha porque consideré que no era mi espacio de participación.
Tengo y construyo otros y eso no quita que pueda coincidir en algunas consignas y en otras no.
Pero por sobre todas las cosas, reivindico la posibilidad de discutir en torno a ideas y proyectos no en torno a personas. No creo en esos personalismos.
Eso trato. Es más difícil, pero tengo la convicción de que a la larga da los mejores resultados.