Cayó al suelo una cosa exquisita, una cosa pequeña que podía destruir todos los equilibrios, derribando primero la línea de un pequeño dominó, y luego de un gran dominó, y luego de un gigantesco dominó, a lo largo de los años, a través del tiempo. La mente de Eckels giró sobre si misma. La mariposa no podía cambiar las cosas. Matar una mariposa no podía ser tan importante. ¿Podía? (El ruido de un trueno - Ray Bradbury)

Matar la mariposa

Matar una mariposa no podía ser tan importante, pensó Eckels. Matar una mariposa nunca es tan importante, piensan muchos. Piensan muchos sin comprender la importancia de lo pequeño, de lo sutil. De lo pequeño y lo sutil es de donde proviene la energía que da vida al mundo. Desde los microorganismos hasta los grandes animales, todos se conectan y cumplen su rol. Nosotros también cumplimos el nuestro. Relaciones pequeñas, sutiles equilibrios, delicados. Matar la mariposa es la metáfora perfecta que nos grafica en qué medida pequeñas acciones pueden desencadenar grandes resultados, "a lo largo de los años, a través de tiempo".

Tradicionalmente el caos ha sido tenido como desorden, como turbulencia. En realidad, desde la perspectiva de la ciencia de la complejidad, el caos hace referencia a un orden subyacente, sutil y casi imperceptible, pero muy presente e importante. No quisiera profundizar sobre la Teoría de Caos, aunque si puedo recomendar un libro de divulgación científica para aquellos que quieran leer un poco más sobre el tema: Espejo y Relfejo: Del Caos al Orden.

Lo que quiero decir es que todo lo que hacemos tiene eco en alguien, en algún lugar y tiempo aunque no lo veamos o sepamos de ello. La pregunta que personalmente siempre me ha apasionado es ¿Y todo lo que no hacemos? No es que crea que exista para cada uno de nosotros un designio trascendental de hacer algo que no llenamos al no hacerlo. La pregunta apunta a todas esas acciones que nos sentimos compelidos a hacer y por diferentes motivos no hacemos. Esa ayuda que no dimos, esas palabras que nos guardamos, esa injusticia que dejamos que siguiera sucediendo, todas esas cosas que no hicimos aunque nos sentíamos moralmente llamados a hacer. ¿En qué medida todas ellas hubieran contribuido a cambiar la realidad de hoy o de ayer? Bueno, es obvio que ya nada podemos hacer respecto de lo que pasó o no pasó, pero al menos podría significar para nosotros una lección en relación a lo que a partir de hoy si podemos hacer.

Muchas veces me enfrenté a la pregunta de ¿Y yo qué puedo hacer? De alguna manera, siempre creí que resumía esa sensación de imposibilidad que a veces sentimos frente a los acontecimientos y realidades que quisiéramos cambiar, o al menos que fuesen diferente. Es para responder a esta pregunta que es interesante comprender qué significa la Teoría del Caos y hasta qué punto está presente cotidianamente en nuestras vidas. Gracias a ella comprendí que nunca debemos dejar de hacer algo porque creamos que no es importante o que no tendrá impacto en la realidad. Nuestras acciones son como piedras arrojadas a un estanque en calma, por más pequeñas que sean siempre generarán olas y pueden llamar la atención.

No soy de dar consejos, pero si algo pudiera decir es que nunca hay que dejar de luchar día a día por la realidad que uno quiere, para transformarla y alejarla de la injusticia y la desigualdad que indigna y escandaliza.

Todas nuestras pequeñas conductas pueden transformarse, junto a las conductas de otros, en grandes tendencias y ser ese nuestro granito de arena. No se si somos muchos los que pensamos así, pero si se que cada día somos más.