Faltando más o menos un año para las elecciones, no se han escuchado todavía voces que insistan con las reformas necesarias al sistema político. Años anteriores, hemos escuchado muchas veces lo mismo. Una y otra vez promesas que fueron, una y otra vez incumplidas por los que una y otra vez ganaron las elecciones pasadas.
Podemos decir que el sistema político, es un complejo de elementos, procesos e interacciones que permiten tomar, en una sociedad dada, en un momento determinado, las decisiones políticas (llamadas autoritativas de valor), que tienen, como carácter principal, el de ser obligatorias para todo el colectivo social.
Es clara entonces la importancia de que los mecanismos legales que regulan los procesos a través de los cuales se concretiza el sistema político, sean lo suficientemente transparentes y democráticos como para que garanticen, o al menos induzcan, formas nuevas de “hacer” política.
Estos mecanismos legales son principalmente dos: el sistema de partidos y el electoral.
Algunas reformas pensando en Mendoza:
- Afianzar y profundizar el proceso de democratización, incorporando nuevas tecnologías aplicadas, tanto a los procesos electorales como a la toma de decisiones y que permitan acercarse a un ideal de participación plena y democracia directa.
- Propiciar la reforma de los institutos legales, flexibilizando la entrada de ciudadanos independientes o grupos independientes al proceso electoral formal.
- Propiciar la creación de las herramientas de participación democrática, alentando su utilización, sin formalismos, plazos o requerimientos innecesarios que los transforme en inútiles.
- Alentar la efectiva adopción por parte de los partidos políticos de elecciones internas abiertas u otros mecanismos de nominación similares que aporten al proceso electoral la transparencia necesaria y asegure la idoneidad de sus candidatos a las elecciones generales.
- Encarar la retrasada reforma al sistema electoral en lo que se refiere al diseño de la boleta y sistema de nominación de candidatos, de manera que permita que los electores no se vean presos de una lista que no pueden modificar, e igualmente, separando las boletas de los diferentes cargos de diferentes jurisdicciones para evitar el efecto de “arrastre”.
- Modificar, bien sea por enmienda constitucional o por reforma legislativa, la composición de las cámaras de la Legislatura de manera que sea posible garantizar la justa representación de todos los departamentos por igual, sin descuidar las proporciones respecto de sus respectivas poblaciones.
- Encarar la necesaria reforma del sistema municipal de la provincia y su sustitución por otro que permita la participación democrática de los vecinos respecto a los centros urbanos a los que pertenecen, acercando a ellos el centro del poder municipal, en ves de depender de la villa cabecera del departamento.
- Suprimir todo tipo de reelección para el cargo de intendente, mantener la prohibición respecto del gobernador de la provincia y estudiar la pertinencia y viabilidad de limitar a una la de los cargos legislativos, tanto provinciales como municipales.
- Modificar las diferentes garantías funcionales de los cargos públicos – electivos o no – erradicando su abuso, de manera que sean verdaderas garantías de independencia y no meros privilegios de clase.
- Transparentar tanto la percepción como la utilización de recursos de campaña, aplicando límites al gasto u otros mecanismos similares. Garantizar a los partidos más chicos los recursos para que puedan competir en pie de igualdad con los partidos tradicionales.
No pretende ser esta una lista cerrada, ni tampoco tomar posición en cada uno de los puntos. Son todos disparadores para el debate.