La megaminería por definición no es sustentable. No lo es desde el punto de vista ambiental por el proceso extractivo que emplea. Utiliza millones de toneladas de explosivos para mover grandes cantidades de tierra y roca y mezclarlos con millones de litros de agua potable y químicos (mucho de ellos peligrosos, como el cianuro o el xantato) para poder separar micropartículas de cobre u oro de la tierra y la roca. Lo que queda es una especie de barro químico que se deposita en inmensos depósitos a cielo abierto (lo que se denomina “diques de cola”). El saldo de la actividad es un impacto ambiental sin precedentes.
Esto parece no importar a muchos de nuestros representantes. Es que la crisis fundamental de nuestro sistema representativo se centra en la falta de legitimidad de ejercicio (no de origen) de quiénes hoy ocupan muchos de los lugares en donde se toman las decisiones.
La idea de que unos pocos crean saber o entender cabalmente cuáles son las necesidades de los ciudadanos es parte de una construcción discursiva y de coherencias operacionales fundadas por un conjunto de premisas fundamentales aceptadas a priori. A poco que nos permitamos entender los procesos políticos que estamos transitando desde otras premisas fundamentales (por ejemplo que los gobiernos deben respetar la voluntad popular y que deben “gobernar obedeciendo”), vamos a poder empezar a repensar las formas en las que gestionamos la convivencia y abordamos lo público desde lo político.
¿Qué sentido tiene el concepto de representación en este contexto de cambio? ¿Cómo le podemos decir a miles de ciudadanos que no pueden ellos participar en la toma de decisiones cuando ven que su voluntad expresada una y otra vez ha sido desoída?
Mientras algunos critican la foto de la toma de la legislatura, nosotros queremos ayudar a comprender la película de la lucha por un ambiente sano, en el marco de un proceso que viene desde hace mucho tiempo y que no puede ser analizado ni comprendido desde la perspectiva lineal, simplista y maniquea.
* Escrito junto a Luciano Citon. Publicada en el Diario El Sol el 2 de marzo de 2011 y en Diario UNO el 3 de marzo de 2011.